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miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo 11: El musical.

-Primero, debo adentraros un poco en la historia. Como habréis podido observar los que me habéis hecho caso y habéis hojeado el guion, os habréis dado cuenta de que trata sobre la historia de Amelia y Óscar. Ella es la típica chica popular, a la que todo el instituto trata como la superior, y él es, pues bueno, el típico pardillo.
Desde que empezó a describir a Amelia en la clase se escuchaban risas bajas, de esas que intentas disimular.
-El caso es que un día, Amelia empieza a sentir algo por Óscar, y a partir de ahí se encadenan una serie de cosas, hasta llegar al punto de que... Empiezan a pasar tiempo juntos, pero a escondidas de todos. Amelia lo hace así para satisfacerse  a sí misma aunque sabe que está mal, y Óscar, engañado por el amor, cree que lo hace así para tener más intimidad con él. Al cabo de algún tiempo, el chico descubre el engaño al que ha sido sometido, y hablará seriamente con Amelia. Bueno, si queréis saber el final tendréis que ser vosotros los que lo leáis o esperéis a los ensayos, yo ya no puedo decir nada más. Otra cosa de la que quiero informaros es que… Lamentablemente, las canciones están escritas en inglés.
Otra vez, la clase se redujo a quejas y gente no satisfecha.
-Sí, ya lo sé. A mí tampoco me gustan las canciones en ese idioma, pero la jefa de estudios ha considerado que estaría bien que trabajásemos el idioma extranjero, para así hacer de esta una actividad en la que todos aprendamos algo diferente.
En cambio, a mí ahora me gustaba más todavía la idea del musical. Desde muy pequeña soñaba con ir a USA, y por lo tanto, siempre me había encantado el idioma. Solía sacar entre nueve y diez en las evaluaciones.
-Sin más rodeos, empezaremos a dar los papeles –dijo la profesora-. Comencemos por los personajes principales. ¿Quién quiere ser Amelia? Os recuerdo que, con los candidatos que salgan, haremos unas pruebas y luego elegiremos uno. Los demás se buscarán otros papeles para la función.
De repente me había puesto muy nerviosa. Quería el papel. Tenía que levantar la mano. ¿Por qué me costaba tanto? Al fin, después de unos segundos de tensión, me decidí y levanté la mano.
-Señorita, yo quiero presentarme al papel de Amelia.
La clase soltó algunas risas y frases, que la verdad preferí ignorar.
-A partir de ahora llámame Cristina. Es mi nombre real, y me gusta que me llamen así –me explicó mientras me daba algunos folios llenos de letras de canciones en inglés-. ¿Nadie más? ¿Sólo Kay?
-Yo también, Cristina.
La que había dicho eso no era otra que Jennifer. Nunca había hablado con ella, pero según me había contado Nicolás, era la novia de Pablo, era como Amelia, la chica del musical y creía estar por encima de todo el mundo.
-Bien. Pasemos al siguiente. ¿Quién quiere interpretar a Óscar?
Ningún chico levantó la mano, y entonces, noté como una bola de papel me volvía a golpear en la cabeza, como en la clase anterior. Mirando a Cristina para que no se diera cuenta de lo que hacía, cogí la bolita, la abrí y leí lo que ponía:

¡Cómo te has atrevido a hacer de Amelia!

Rápidamente cogí un bolígrafo, arranqué un trozo de una hoja de libreta y escribí mi contestación a Nicolás, a quien irremediablemente había reconocido por su desordenada letra:

¡Porque me gustan los musicales! Anda, preséntate para Óscar.

Le lancé mi notita y luego reflexioné varios segundos sobre lo que había escrito. ¡Joder! Le había pedido que fuera el chico al que si los dos fueran protas... tendría que besar. Madre mía, el corazón me iba, de repente, mucho más rápido, pero intenté por todos los medios ignorarlos. Dejé mis pensamientos aparte justo cuando Cristina, la maestra iba a decir a alguien al azar en la lista de clase y, varios chicos, levantaron sus manos y alzaron sus voces para avisar de que ellos querían interpretar al protagonista masculino.
Esos chicos no eran, ni más ni menos que: Nicolás, César y Esteban. César era… El empollón de la clase, por así decirlo. Sacaba buenísimas notas, y bueno… no solía hablar con nadie. Esteban, era como el pasota. Pasaba absolutamente de todo, y no solía prestar mucha atención a nadie. Ni a los profesores, ni a sus amigos… ¿En serio Nicolás acababa de presentarse para hacer de Óscar?
-Esto se está volviendo interesante –insinuó Cristina-, vayamos a por las amigas de Amelia.
Así, fueron saliendo plazas vacantes para personajes, y cuando toda la clase tenía uno, paramos de asignar papeles. Bien. No ha sido tanto como os esperabais, ¿no? Como os habéis dado cuenta faltan todavía algunos papeles por dar, puesto que varios de vosotros sois vacantes para un solo papel. Cuando tengamos fijos los que os he dado, asignaremos los que faltan, ¿entendido?
Todos asentimos. En realidad esto del musical estaba resultando hasta gracioso. No podía esperar a ver a Nicolás y a todos mis compañeros cantando en las pruebas. Y bueno… Protagonizar una obra así es lo que había querido siempre, y ahora iba a cumplirse.
-Sólo quedan unos cinco minutos para que finalice la clase. Podéis observar todos los papeles que tenéis y comentarlos sin hacer mucho ruido.
Todos hablaban, pero en voz baja. Yo por mi parte preferí mirar mis frases y mis letras en solitario. Mientras daba los papeles, explicó que las pruebas serían este viernes, puesto que no había tiempo que perder. Entre la hora del recreo y la siguiente, que era para alguna actividad optativa, se elegirían a quiénes harían los personajes. Estaba nerviosa, pues quedaba poco tiempo, pero tenía que aguantarme y ensayar algún trozo de una canción, que duraría como máximo un minuto y medio.

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